A este fui meramente por coincidencia ya que no me queda nada por el rumbo esta en Ruiz Cortinez pero aca por el lado de Centrika, nada que ver con mis rumbos, pero quede gratamente sorprendido de ver yo creo que las instalaciones mas lujosas y elegantes en un Table, tienen una salita VIP muy chingona, que me imagino que tambien asi de ha de estar chingona la cuenta, no se si todavia este en el mismo nivel pero cuando yo fui me toco ver a una rubia IMPRESIONANTE y asi sucesivamente fueron desfilando unos forros de calidad Premium, lo que si me espanto fue el precio de la copa, pero ahora si que hay que sacar para pagarles a esas muñecas, tambien tienen su sistema de Buffet pero cuando subimos ya habiamos comido en el restaurante de abajo que tambien tiene unas meseras increibles, no manches jovencitas y esculturales, no si los cabrones saben lo que venden.
De privados ni pregunte porque en los baños hay anuncios de que las muñecas son para verse o algo asi no me acuerdo bien pero era algo en contra de la prostitucion, asi que mejor me quede con la duda.
La última vez que fui a este lugar era el año 199… ¡puro juego! La última vez debió haber sido finales de 2012.
He de comentar que, cuando estaba en la universidad, adopté la tradición de hacerme de mis centavitos e ir a celebrar el fin de semestre ahí, porque la atención la verdad era poca madre, las hembras de primerísima calidad y, por supuesto, los precios exorbitantes pero bien lo valían. En un par de ocasiones alcancé a llevarme unos números telefónicos y… bueno… eso son glorias pasadas.
Originalmente quería comentar aquí que durante mi última visita (hace tres años, más o menos, como les comentaba al principio) me desilusionaron terriblemente. Las instalaciones siguen siendo las más refinadas que haya visto en un establecimiento de desnudistas, pero la buena atención del personal y el interés que ponían las mujeres en entretener al cliente habían decaído hasta el suelo, cuando no desaparecido. Fui con dos colegas y nos trataron como si nos estuvieran regalando las cosas; las morras también se portaron desdeñosas, bebiendo como si les urgiera pararse y encima de todo en la cuenta nos metieron un cargo desconocido que aún con reclamo no dejaron de embutírnoslo.
Me decepcionó porque ni en mis épocas de estudiante me habían dado un trato tan malo, incluso con la facha de morro me habían dado un tratamiento cortés y atento. A saber si ya habrán corregido esas fallas o se pusieron peor, desde aquella vez no he querido ir de nuevo.
En cuanto a la campaña anti-prostitución, no es tan rígida (o no lo era). Depende mucho de la mujer en cuestión, aunque se supone que a todas les tienen prohibidísimo ofrecer servicios sexuales dentro y fuera del establecimiento, si pagas suficiente tiempo y la morra es aventada y quiere, puedes follártela sin problemas. Un amigo mío logró hacerlo, también hace varios ayeres. Yo apliqué algo así pero en el Colorado’s, de donde ya contaré algunas cosas en otra ocasión.